Deterioro post confinamiento por la crisis sanitaria

La crisis sanitaria del coronavirus que hemos vivido a lo largo de prácticamente todo el 2020 ha afectado, y mucho, a toda la población. Muchos han caído en el desánimo y la depresión debido a todo lo que ha ocurrido, y otros ahora sienten temor de salir a la calle.

Las consecuencias, tanto físicas como mentales, que ha tenido el confinamiento debido a la crisis sanitaria de la Covid-19 han hecho estragos especialmente en el caso de los ancianos. 

En Recupera Vida sabemos que los ancianos han sido uno de los grupos de población que más ha sufrido durante el confinamiento y después de él. Por eso, en este artículo, queremos centrarnos en cuáles son las consecuencias que la pandemia ha traído para los ancianos, incluso cuando no hayan sido pacientes de la enfermedad. 

El primero y, quizás, el más evidente de los tipos de deterioro que se pueden observar en los ancianos es el deterioro físico. Quienes ya sufrían patologías previas, puede que hayan visto empeorar sus problemas de salud. Y también puede ser que algunos ancianos que antes del confinamiento gozaban de una buena salud, ahora se encuentren mucho peor. 

Hay varios motivos por los que se ha podido producir un deterioro físico, y algunos de ellos los veremos a continuación. 

No poder salir a realizar actividad física

El ser humano se deteriora físicamente cuando no realiza ningún tipo de actividad física. Por desgracia, muchos ancianos no tienen espacio o conocimientos suficientes para realizar actividad física en su propia casa.

Muchos tenían la costumbre de salir para caminar y, de este modo, mantenerse físicamente saludables. Sin embargo, el hecho de no poder salir de la casa para ir a caminar o realizar actividad física en el exterior, ha pasado factura a muchos de nuestros mayores. 

El estancamiento en la propia vivienda y la sedentariedad

Hay ancianos que disponen de viviendas con jardín, en las que podían salir a tomar el sol un rato al día. También había algunos, más ágiles, que se aventuraban a realizar actividades en el propio jardín. 

Sin embargo, quienes viven en una casa pequeña o un piso, no podían permitirse estas actividades que, durante un tiempo fueron un lujo. 

El hecho de estar metidos en la vivienda sin poder tomar ni siquiera un rayo de sol, y sin tener nada que hacer más que ver la televisión o pasar el rato sentados escuchando la radio ha repercutido enormemente en el deterioro físico de los mayores. 

Muchos ancianos que antes del confinamiento eran personas activas y que solían realizar actividad física, caminaban o hacían algún tipo de ejercicio, pueden haber perdido gran parte de su forma física. 

El deterioro de los ancianos tras el confinamiento no ha sido solamente físico, aunque este, como hemos dicho, podría ser el más evidente para quienes los rodean. El deterioro mental y emocional puede ser tan importante como el físico, o incluso más. 

Muchas personas mayores, tuviesen o no patologías relacionadas con su estado cognitivo y mental o emocional, han visto empeorar su salud en este sentido tras el confinamiento. 

No poder reunirse con familiares y amigos 

Las personas somos seres sociales y necesitamos del contacto con nuestros semejantes para sentirnos plenos en todos los sentidos. Para las personas mayores que viven solas, las visitas de sus hijos, nietos y amigos son muy importantes. 

Estar en contacto con sus familiares y amigos es, en muchos casos, la mejor manera de mantener una salud mental óptima para las personas mayores. Por ese motivo, en muchas ocasiones, su salud se ve disminuida cuando son internados en una residencia en la que no conocen a nadie. 

El hecho de pasar meses sin poder ver a sus seres queridos, ha provocado que muchos mayores sientan una gran soledad y esto ha llevado a muchos a sufrir depresión. Como sabemos, estos problemas no se limitan a las emociones, sino que pueden traspasar fronteras llegando a ser un serio problema de salud. 

Miedo a salir y a contraer la enfermedad

El miedo a salir de nuevo ha sido otro de los problemas a los que se están teniendo que enfrentar muchas personas mayores tras el confinamiento. El hecho de formar parte de la población de riesgo en caso de que contraigan la enfermedad hace que muchos mayores se sientan temerosos de salir de casa. 

Hay quienes no quieren recibir visitas en casa, ni ver a nadie, a no ser que sea a través de una pantalla en un dispositivo electrónico. Otros ancianos, que viven en zonas tranquilas y sin brotes, donde podrían pasear tranquilamente por las tardes, ahora sienten pánico a poner un pie fuera de su propia vivienda. 

El confinamiento ha hecho que muchos ancianos vean su propia casa como un refugio de la enfermedad y, por eso, se niegan a abandonar su zona segura. Están convencidos de que, si salen a la calle, aunque sea con la protección apropiada, se exponen a contagiarse del virus. 

Como hemos visto a lo largo de todo el artículo, muchos ancianos han visto deteriorada su salud, tanto física como mental, a lo largo del confinamiento. Muchos familiares de personas mayores han notado con más fuerza este deterioro tras el confinamiento.

Hay quienes se preguntan qué puede hacer por sus ancianos la geriatría post confinamiento, que ha sido pensada para ayudar a los mayores a recuperar la salud y la calidad de vida que tenían antes del encierro en casa. 

La geriatría a domicilio es, sin lugar a dudas, la mejor manera de ayudar a los ancianos a mejorar su condición. Con la ayuda de un geriatra en Santander, quienes han visto deteriorada su calidad de vida debido al confinamiento pueden volver a sentirse como antes de la pandemia. 

Un geriatra profesional puede evaluar cuál es el estado físico, mental, emocional y socio-familiar de un anciano y determinar cuáles son los pasos a seguir para mejorar sus condiciones, haciendo que su calidad de vida sea la mejor posible, incluso después del confinamiento. 

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